ALIENACIÓN E INDOLENCIA MASIFICADORA

No reconocer lo óptimo, en lo perfectible de la dialéctica humana.
No tener una percepción o visión pragmática de las cosas, y entonces, tirar por la borda todo lo que esté al alcance de nuestros ojos críticos...
O por el contrario, aceptarlo todo, sin la discriminación de un completo raciocinio, tal vez "ayudado" por impulsos de estímulos espurios, y así caer entonces, en los dictados burdos de la masificación.

Así, estas actitudes extremas, obstaculizan, de alguna manera el avance en lo que hace a la integración humana.
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¿Cual es la estrategia? Ser inteligentes, quizás, e identificar con qué objetivo, y cómo se yergue la trama constructiva de tal o cual acto, para de ese modo, saber mover las piezas en el tablero de la cotidianidad humana, sin perder de vista el objetivo loable, en consideración del todo unificador, en justicia, libertad y crecimiento. Esa es la cuestión.

Si uno "juega" un "rol" en el escenario de la realidad, esto siempre será deshonesto, porque no estoy permitiendo la manifestación de mi convicción más íntima.

Se trata del acto serio de vivir (implícito va que el humor también es lo más serio de la vida), sacudiéndose de encima los estereotipos, las coacciones, las imposiciones... Viendo concienzudamente lo que es saludable para el conjunto de una sociedad en avance (no la retrógrada... ¿a la que pertenecemos?), y sin atacar la lícita singularidad del individuo.

Juan C. L. Rojas