Sin embargo, si queremos apostar por la paz y la integración de los pueblos, debemos realzar lo positivo y evidente; lo optimista; lo que nos lleve un paso más fuera de la desconfianza y de las agresiones.
Dejemos lo que pasa por debajo (las especulaciones), para la reserva estratégica, a la cual se la debe atenuar, pues es, muchas veces, en sí misma, la causante de conflictos.
Debemos comprender el contexto en que se desarrollan las acciones, entender los choques de intereses, y que la posibilidad de los cambios suelen ser traumáticos, por lo tanto es necesario acompañar estos procesos lubricándolos, y no permitir que nuestra desconfianza los obstaculice gratuítamente.
Esto no significará (inteligentemente), el abandono de las observaciones de todo lo que tienda a empantanar el loable objetivo de integración humana, en paz, justicia, prosperidad...
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